Aunque se crease tal objeto, no pasaría nada; al menos nada muy malo que podamos predecir.
De hecho, hay una hipótesis que defiende que la materia oscura (que tenemos a nuestro alrededor sin enterarnos) podría estar formada por agujeros negros primordiales. Si la llamamos materia oscura y no sabemos qué es realmente es porque solo interacciona gravitatoriamente con los seres que estamos hechos de materia corriente.
Así que, al igual que ocurre con los neutrinos, nos podrían estar atravesando agujeros negros primordiales sin darnos cuenta.
Hoy en día se piensa que estos agujeros negros primordiales son muy inestables, es decir, duran poco y, por tanto, no pueden ser los constitutivos de la materia oscura; pero tampoco los podemos encontrar por ahí.
Por otra parte, el LHC está muy lejos de conseguir un agujero negro. Los dos protones que chocan deberían acercarse a una distancia tremendamente pequeña, lo que supone una energía muchísimo más alta. En los experimentos del LHC las distancias y tamaños que se manejan son grandísimas para conseguir que ambos protones o sus constituyentes (quarks y gluones) quedasen gravitatoriamente atrapados. Esto es así, según la teoría que conocemos, que es el modelo estándar y que funciona muy bien a las 'bajas energías' con las que funciona el LHC.
Es cierto que sabemos que el modelo estándar no funcionará bien con energías mayores. Y que hay hipótesis que suponen que la gravedad que sentimos es solo una pequeña parte de la existente en otras dimensiones. Estas hipótesis teóricas, ninguna con base experimental, contemplan la posibilidad de que, de ser correcta alguna de ellas, en alguna dimensión podría crearse gravedad intensa con energías mucho menores de lo que necesitamos en nuestro universo de cuatro dimensiones. Y podrían formarse microagujeros negros en ellas, que podrían manifestarse en nuestras dimensiones.
Pero incluso en ese caso, los microagujeros negros producidos serían de una masa muy pequeña y muy inestables, tanto que desaparecerían antes de poder interaccionar con ninguna otra partícula de los propios detectores del experimento. Así que no podrían engullir nada de su alrededor.
Podemos pensar que existe alguna probabilidad, aunque sea pequeña, y que alguno de estos microagujeros se ha podido producir con las energías que manejamos, ya sea por el mecanismo de las dimensiones extra o por pura casualidad. Pero hasta ahora tampoco se ha encontrado ningún indicio de la desintegración de tales agujeritos, por lo que se supone que nunca se han creado. Y todos los choques están fotografiados desde múltiples ángulos, guardados y analizados por potentísimos ordenadores para que quienquiera pueda revisarlos en cualquier momento.
En resumen, un agujero negro artificial es difícil y tremendamente improbable; pero aún en el caso de conseguirlo, tendría una interacción gravitatoria tan ínfima y duraría tan poco que no nos enteraríamos de su existencia (salvo por el rastro de otras partículas 'normales' que dejaría su desintegración). Y en este caso, poco peligro supone.
Un saludo.