Lo primero.
Aviso a los navegantes: esta es la primera entrega de un hilo sobre alquimia, en concreto, sobre la transmutación de los elementos. Por este motivo necesariamente se utilizará en él un lenguaje críptico y aún hermético, no apto para los no iniciados. Pues como dijo el sabio: primero es aprender hasta llegar al saber. El saber nos dará poder y el poder nos hará atrevernos. Por último, cuando el éxito haya consagrado tantos años de labor, el Sabio, despreciando las vanidades del mundo, permanecerá fiel a su voto de silencio. En la Ciencia, en el Bien, el adepto debe para siempre: callar.
Lo segundo.
Todo comenzó cuando el Cronopio quiso incendiar la atmósfera, o incluso antes, con la publicación del famoso TBO en la muy cristiana ciudad de Copenhague. Pero hete aquí que las insidiosas fugas termoiónicas vinieron a torcer los vientos del sol, llevando al traste a la electrónica que hizo: “catapún, chim, pun” De ahí que se hizo patente la imperiosa necesidad de construir la Sphaera Robuzna.
Lo tercero.
Y con esto llegamos al meollo del asunto: este hilo trata sobre la construcción Sphaera Robuzna ¡Qué nadie se alarme ni rasgue las vestiduras! ¡Jamás daremos los otros detalles! Nunca revelaremos cual es la exacta masa crítica ni describiremos los eficacísimos métodos de ignición que hemos ideado, No. Lo repito, aquí solo se tratará de la esmerada construcción de la Sphaera Robuzna. Y por mucho que nos torturen (incluso poniéndonos varias veces seguidas la canción del “Venao”) jamás entregaremos más detalles.
Lo cuarto.
Los planos. Esta parte fue la más difícil. Sabíamos que estaban en poder de un tipo alemán, residente en Manhattan, de nombre: Enrico Oppenheimer. Él, a su vez los había heredado de su padre, que fue teniente de navío en un submarino alemán durante la Segunda Guerra Mundial.
Tras un primer tanteo descubrimos dos cosas: la primera, que el tipo llevaba siempre los planos cosidos dentro del forro de la chaqueta; la segunda, que no estaba dispuesto a soltarlos. Se hizo necesario utilizar las habilidades de la Manuela (por cierto hubo que pagarle un disparate por este servicio especial) y mientras lo entretenía, le dimos el cambiazo por un folleto (por cierto, ininteligible) editado por la Junta de Andalucía.
Sea como fuere, el caso es que por fin los planos están con nosotros, y nos es grato anunciar que estamos dispuestos a compartirlos. Helos aquí:
Lo quinto.
El acopio de materiales. Pues manos a la obra y, por supuesto, lo primero es tener los materiales, todos ellos jai tec, preparados:
De arriba abajo y de izquierda a derecha son: el saco de yeso, las cajas de cartón, la parafina y las bolas.
Y con esto acaba la primera entrega de “de Sphaera Robuzna”. Pronto vendrá la muy interesante segunda parte. Hasta entonces tenéis que leeros la siguiente bibliografía:
- Malleus Maleficarum. Heinrich Kramer y Jacob Sprenger, Alemania 1486.
- El misterio de las catedrales. Fulcanelli, París 1929.
- Historias de cronopios y de famas. Julio Cortazar, Buenos Aires 1962.
- El nombre de la rosa. Umberto Eco, Milán 1980.
Salud
