La teoría de Carlitos 2ª Parte
Callé en un intento de desconectar siquiera unos segundos, pero Carlitos continuó: Cuando pensamos en el movimiento de la Tierra, nos viene a la mente su movimiento de rotación y el de traslación alrededor del Sol (obviemos los movimientos de precesión, nutación y bamboleo de Chandler para simplificar). Pero el Sol se mueve, arrastrando al resto del sistema solar, alrededor del centro de la Vía Láctea a una velocidad 800.000 km/h (220 Km/s) tardando los 230 millones de años que te comenté en completar una órbita con un radio de, nada menos, unos 28.000 años luz. La Vía Láctea también se desplaza, junto con varios millones de galaxias, hacía un lugar en el Cosmos al que han llamado “Gran Atractor” a una velocidad de 600 Km/s, todos estos movimientos son relativos y hasta aquí tenemos conocimiento. Lo cierto es que sería imposible extrapolar el movimiento absoluto de la Tierra, anteriormente calculado, más allá de los movimientos relativos conocidos, pero nos puede dar una idea de cuál sería aproximadamente, esto es: la Tierra, acompañando al resto de cuerpos del Sistema Solar, describiendo, todos ellos, movimientos en espiral sobre una trayectoria casi recta. Si pudiéramos acelerar el tiempo (que no la velocidad) de forma que los millones de años se trasformasen en millonésimas de segundo, podríamos establecer su trayectoria, pero nos parecería que nuestro planeta y el resto del Sistema Solar vibran a lo largo de su trayectoria por lo que necesitaríamos alguna fórmula probabilística para determinar su posición. Algo parecido a lo que observamos en las partículas elementales. Pero Carlitos, no puedes comparar a los cuerpos celestes con las partículas elementales, le censuré, sus características y comportamientos son diferentes. Por ejemplo: las partículas tienen la cualidad de comportarse al mismo tiempo como partícula y como onda. Esto que dices, me respondió, aunque observado, no ha sido explicado de un modo totalmente satisfactorio y yo tengo mi propia explicación, no obstante, lo que pretendo con esta comparación es cuestionar que el principio de incertidumbre sea una característica de las partículas subatómicas y no nuestra limitación para determinar simultáneamente su posición y su momento lineal. Carlitos eso que dices es un error muy común, pero la realidad es que dichas partículas no siguen trayectorias definidas y es por eso que se dice que es una característica de dichas partículas, le interrumpí. Tú lo has dicho, me respondió para mi sorpresa, ¿no siguen trayectorias definidas o desconocemos cuál es su patrón? Yo me inclino a pensar en lo segundo y la prueba de que siguen un patrón es la asombrosa precisión con que las formulas probabilistas de la física cuántica pueden predecir los resultados experimentales, lo que no sucedería de tratarse de movimientos totalmente aleatorios. Es decir, estos movimientos obedecen a una causalidad que no podemos determinar, pero que existe. Carlitos, le respondí algo irritado por su cabezonería con otra pregunta ¿Cuál es la explicación que dices tener sobre la dualidad onda partícula de las partículas elementales? ¿Y qué dices de la constante de la velocidad de la luz que tú mismo reconoces? ¿Acaso son intuitivos? Ambas preguntas tienen una respuesta emparentada, me respondió sin inmutarse: La Materia Oscura. ¡Claro!, exclamé, lo más intuitivo y conocido del Universo. Ja, ja, ja se echó a reír, deja que te lo explique, me respondió. No tengo una respuesta clara, pero sé que, sin duda, se encuentra en lo que llaman materia y energía oscura, que no en vano representan, según calculan, más del 85% del total del Universo. Pero con esto, le objeté, no has dicho nada. Quizá cuando se pueda explicar, no solo no responda a lo que tú esperas, sino que nos presente un Universo aún menos intuitivo. Tienes razón, me respondió, no obstante tengo una teoría, una intuición, sobre como la materia oscura podría dar una explicación más lógica e intuitiva a las cuestiones que me has planteado, incluso dar una nueva respuesta sobre que es la gravedad y como deforma el espacio-tiempo. Boquiabierto, le deje seguir. Empezaré por esto último: Se sabe que la materia oscura interacciona con la gravedad y se localiza, principalmente aglutinando a las galaxias. Sin duda, debido a esta interacción, se distribuye con respecto a la materia visible en relación directamente proporcional a la masa de las mismas e inversamente proporcional a su distancia. Esta distribución de la materia oscura generaría una deformación del espacio-tiempo totalmente lógica e intuitiva apartada de esa visión cuasi bidimensional en el que los cuerpos se hunden en una especie de cama elástica. En el supuesto de un agujero negro, su descomunal masa reducida a un espacio mínimo, implica que la fuerza de gravedad en su superficie, aplicando la famosa fórmula de Newton, dado que la distancia al centro de gravedad del mismo se aproxima a cero y todo número divido por cero es: infinito, daría una cifra descomunal y, por lo tanto, una capacidad “monstruosa” de acumular a su alrededor una cantidad ingente de materia oscura que multiplicaría exponencialmente su fuerza gravitatoria a mayores distancias. Esta nueva forma de ver el espacio-tiempo no varía los resultados (aunque aparece un nuevo factor a tener en cuenta para calcular correctamente la masa de un cuerpo en función de su fuerza de gravedad: la densidad y su relación con materia oscura) pero ofrece un marco más lógico e intuitivo. Pero si, además, nos atrevemos a dar un paso hacia delante y considerar que la materia oscura se extiende por todo el Universo, obtenemos una nueva visión del mismo interconectado por algo más que una mera fuerza, un vínculo físico por el que podríamos afirmar que la fuerza de la gravedad se trasmite a una velocidad superior a la de la luz ya que no necesita viajar. Sería algo así como la diferencia entre sentir el tirón de una cuerda que tienes sujeta, algo prácticamente instantáneo, y notar la fuerza del movimiento ondulatorio de la misma tras haber sido zarandeada desde el otro extremo, en cuyo caso necesita viajar la onda a través de la cuerda. Escuchada toda la parrafada, me preparo un wiski con hielo mientras él continua: En cuanto a la naturaleza corpuscular y ondulatoria de las partículas subatómicas ¿Cómo podemos relacionar a la materia oscura con este fenómeno si ésta no interacciona con el electromagnetismo? Bien aquí no es cuestión de dar un paso adelante, sino más bien un salto al vacío. No parece lógico englobar a toda la supuesta materia oscura en un mismo saco, como si ésta fuera, toda ella, una misma cosa. Dicho esto doy el salto: La luz (fotones, electrones, etc.) no se propaga en el vacío, lo hace a través de un medio que trasmite las vibraciones de estas partículas a una velocidad determinada (por eso “c” es una constante) y observamos esa aparente dualidad. Pero si la materia oscura no interacciona supuestamente con el electromagnetismo, y esta es la razón por la que no la vemos ¿Cómo es posible? La respuesta es: que sí, que hay “materia oscura” que interacciona con el electromagnetismo, la vemos y la sentimos, y, como sucede con la gravedad, abarca todo el Universo. Esta supuesta materia oscura que “no somos capaces de detectar” es la que transmite las familiares ondas electromagnéticas. Sí, esa materia oscura que decimos no detectar, son la luz que vemos y el calor que sentimos (entre otras radiaciones). Parece de locos, pero es tan solo un error de concepción. Si corrigiésemos estos errores conceptuales de las teorías que actualmente son utilizadas para escudriñar el Universo macroscópico y el de las partículas subatómicas, nos encontraríamos que tanto la Teoría de la Relatividad como la Mecánica Cuántica acabarían casando. Carlitos, le discutí con mejor humor gracias a la bebida espiritosa, no te das cuenta de que lo que estás diciendo implica que los más eminentes físicos desde Einstein estaban equivocados. No, me respondió, sus aportaciones han sido monumentales y estas perduraran, pero sí que han cometido errores conceptuales que han permanecido, y dado lugar a otros, ante la evidencia de la confirmación de sus predicciones matemáticas. Por ejemplo, el concepto de que, en el mundo subatómico no es posible saber al mismo tiempo la posición y velocidad de una partícula es una característica de la naturaleza y no fruto de nuestra imposibilidad de conocer toda la casuística referente a su movimiento, implica una visión conceptual suficiente como para impedir que las dos grandes teorías puedan encontrarse. Otra cosa son las formulaciones matemáticas probabilísticas que han demostrado sobradamente su eficacia y a las que tendremos que recurrir igualmente, aunque cambie el concepto. No te entiendo Carlitos, si las matemáticas funcionan, confirman que la teoría que hay detrás de ellas es correcta, le interpelé. No es así necesariamente, me contestó, en 1968, por ejemplo, un físico llamado Gabriele Veneziano descubrió que una formula concebida con otro propósito dos siglos antes funcionaba para describir la interacción nuclear fuerte entre partículas elementales, y no sabía por qué. Es decir una fórmula matemática puede funcionar, y funcionará, independientemente del sentido que le demos a la misma. Las matemáticas no dependen de nuestra interpretación, son así, autosuficientes. Tu sí que eres autosuficiente, le espeté burlonamente ¿Algo más que corregir? Pues sí, dijo para mi sorpresa, la noción de que el tiempo varía en función de la velocidad ¡Por Dios, Carlitos! ¡Eso está más que demostrado!, exclamé mientras empinaba el codo en busca de un nuevo sorbo, ¿no conoces el ejemplo del reloj de luz? Sí, me respondió. Pues hay tienes una demostración de que el tiempo retrasa con la velocidad. No es cierto, contestó. ¡Me desesperas, Carlitos!, le respondí. Mira, continué, si en un tren en movimiento constante construyéramos el famoso reloj de luz, colocando un espejo en el techo de un vagón y otro en el suelo y midiéramos el tiempo sobre la base de lo que tarda el fotón en recorrer dicha distancia, obtendríamos resultados diferentes según si el observador está en el tren en movimiento o fuera del mismo en el andén. Lógicamente, la velocidad del tren para que el efecto pueda ser representativo debe ser una fracción importante de “c”. Carlitos, continué explicándole, para el observador situado el tren el fotón realiza un recorrido perfectamente perpendicular a los espejos, pero para el observador situado en el andén, el fotón se desplaza ligeramente en diagonal al estar el tren en movimiento, por lo que tardará más tiempo en hacer el tic y el tac de llegar a cada espejo y por lo tanto, desde su punto de vista, el reloj del tren atrasa. Tío, me respondió, esto no se cumple con la velocidad de la luz ya que ésta no puede ser acelerada con el movimiento del tren y, por lo tanto, el fotón nunca cambiara su trayectoria vertical. Es decir: el observador del andén verá como el fotón no se desplaza con el tren y a cada “tic-tac” se irá saliendo del espacio comprendido entre los espejos. En cambio, el observador del interior del tren, tendría la sensación de que el reloj está mal graduado y que su trayectoria se desvía en diagonal en el sentido opuesto a la marcha del tren. En este caso, si midiera el tiempo de los tic-tac, comprobaría asombrado que el tiempo es el calculado para una trayectoria perfectamente perpendicular, lo que le llevaría a la errónea conclusión de que, al recorrer una mayor distancia, la velocidad del fotón supera la constante “c”. Como esto no es posible, tendrá que aceptar que el fotón se desplaza perpendicularmente y es él quien se aleja. Claro que si dicho observador regula la proyección del fotón hasta que éste marque, desde su punto de vista, una trayectoria perfectamente perpendicular, lo que realmente está haciendo es darle una trayectoria diagonal con respecto a la dirección del tren, compensando su movimiento y entonces, lógicamente, provocará un retraso en el reloj, pero éste no será fruto de la velocidad del tren, sino de la poca pericia del relojero. ¡Por Dios Carlitos, que cabezón eres! ¡No tienes razón por más que yo no sepa explicártelo! La Ciencia corrobora lo que te estoy diciendo, concluí mientras daba un nuevo sorbo. La Ciencia no es una religión tío. Te pongo otro ejemplo que a lo mejor ves más claro. Imagínate que en lugar de un tren es un cohete en movimiento ascendente constante y los espejos están dispuestos de la misma forma que en el tren, en este caso perpendiculares al sentido de la marcha. Pues el fotón realizará el tic (sentido ascendente) en más tiempo al tener que recorrer una distancia mayor que en reposo, pero en cambio el tac (sentido descendente) lo realizará en menos por tener que recorrer una distancia menor. De esta forma, la suma del tic y del tac se compensa dando el mismo resultado que la suma del tic-tac en reposo. El tiempo no varía en función de la velocidad. Por lo que tampoco un objeto se acorta en la dirección de su desplazamiento en función de su velocidad, ya que esto se deduce de lo primero. Lo que tú digas, le respondí agotado y agotando el contenido del vaso. Mira ya llega tu padre. Hola Juan, me saludó ¿Qué tal con Carlitos? Pues hablando de sus teorías. Soltó una sonora carcajada al escuchar la palabra teoría ¡Es todo un genio! Exclamó con ironía. Sí, para volverte loco, le respondí. Yo ya no habló con él de estos temas, se lo he prohibido. Sí, ya me lo ha dicho. Creo que haré lo mismo que tú.
Bien, pues espero vuestra participación. ¿Tiene razón Carlitos? ¿En qué está equivocado?
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