Cuando apareció originalmente este tema en el foro me limité a echarle un vistazo superficial y dado que por un lado me pareció un solemne ladrillo, y por otro el olfato me advertía que parecía tratarse de otro más de los iluminados en busca de un premio Nóbel de emergencia decidí pasar de él y directamente no entrar al trapo.
Pasado tanto tiempo y viendo que alguien parece interesado en resucitarlo se me ocurrió la peregrina idea de leerlo entero, Dios me perdone, para contribuir con mi granito de arena a pinchar la burbuja en la que sustenta el sujeto la tan fascinante teoría del pellizco.
Para empezar, de la confusa sucesión de despropósitos con que presenta la citada teoría en sus primeros escritos, no me queda nada claro si tal genialidad pretende explicar el nacimiento del Universo, la causa del mismo, o una mezcolanza de ambas en un batiburrillo difícil de digerir.
Lo que humildemente pretendo yo con esta intervención en el tema, no es polemizar con el autor de semejante bodrio, que ya tenemos claro que tiene elegido su camino y no hay quien le mueva de él hasta que no reciba el Nóbel, como lo demuestra el hecho de que varios colegas han tratado de llamarle la atención sobre algunos puntos cruciales, explicados a un nivel tal que hasta mi abuela los entendía, y el sujeto o no lo entendió o no lo quiso entender. Mi propósito va más bien dirigido a quien pudiera estar leyendo el tema y se sintiera confuso con las ideas que en él se presentan como válidas sin aportar ninguna prueba o demostración medianamente aceptables.
Empezando por el pomposo título:
Teoria del Pellizco. Una teoría del Todo
En el argot de los físicos teóricos el nombre ‘Teoría del Todo’ se reserva para una teoría sólida y demostrable que permita integrar la gravitación descrita en la teoría de la Relatividad junto con las otras tres fuerzas elementales descritas en la mecánica cuántica permitiendo cerrar el capítulo de la Gran Unificación o Supersimetría aún pendiente en Cosmología. En otras palabras, un juego de ecuaciones que integren todas las propiedades de la Gravitación en una nueva teoría de Gravitación Cuántica. Perseguida sin éxito hasta el momento por toda la ilustre familia de los Fisicos Teóricos.
Por ningún lado en toda la verborrea que nos presenta el autor de este pellizco se atisba un sistema coherente de ecuaciones que describan algo parecido a una Gravedad Cuántica, ni a ninguna otra cosa medianamente coherente por supuesto.
Y da comienzo la perorata:
El universo es, en su conjunto, un resultado Fractal originado por las fluctuaciones del valor de inexistencia de la nada
Y adorna semejante improperio con una descripción
‘matemática’ de una hipotética velocidad infinita de cuyo absurdo razonamiento no haré más mención dado que otros colegas han intentado hacérselo ver y no parece que el genio haya sido capaz de entenderlo. Dado que hasta mi abuela entendió tales explicaciones me remito a ellas y continúo explorando en el océano de insensateces.
TIEMPO CERO
Se produce aquí una incursión manifiestamente mal entendida a las teorías aceptadas en la actualidad sobre el origen del universo conocido, ya que efectivamente cita la Barrera o Muro de Planck como ese punto, donde efectivamente según las reglas que conocemos surgió una estructura tetradimensional (o de once dimensiones según las teorías M admitidas por algunos científicos a pesar de que aún no están cerradas) cuya dimensión física corresponde a un radio de una Longitud de Plcank y que ha tardado justamente un Tiempo de Planck en formarse.
Bien entendido que en este instante y lugar no solo surge el Espacio Tiempo que da lugar posteriormente a todo el Universo Conocido si no que surgen también todas las leyes y reglas de juego que lo adornan, incluyendo la ley de la Causalidad y las de la Termodinámica.
¿A dónde quiero llegar? Pues precisamente a remarcar la importancia del párrafo anterior puesto que de él se deduce que no puede elaborarse ninguna teoría ni razonamiento en base a la lógica sobre el estado, la naturaleza o la esencia de lo que hubiera por detrás del citado Muro de Planck, de ahí el nombre que se le ha dado. No hay leyes ni normas ni experiencias en que pueda sustentarse ningún razonamiento.
Más atrás de ese punto no pueden darse más que especulaciones, y por supuesto todo el mundo tiene derecho a especular, pero también tiene la obligación de manifestar que está especulando y no que está pariendo una teoría del Todo ni nada similar. De todas formas puestos a especular, yo personalmente prefiero adherirme a las especulaciones que ya han elaborado con notoria elegancia algunos de los personajes de mayor solvencia dentro de las ciencias de la Astrofísica, que de la elucubración calenturienta de cualquier cantamañanas.
ESPACIO INFINITO
Se inventa nuestro ‘autor’ un axioma en su teoría sobre el espacio infinito. En su justificación entremezcla sin solución de continuidad parámetros anteriores y posteriores a la Barrera de Planck, tirando bizarramente de dimensiones y leyes de la Termodinámica sin sentido ninguno. Por lo aclarado en los párrafos precedentes queda claro que todo lo que se basa en lo que el sujeto denomina tiempo cero no tiene ni sentido ni valor ninguno salvo el meramente especulativo, mientras que en lo relativo al instante uno o instante de la Barrera de Planck el Espacio Tiempo tiene un radio de una Longitud de Planck, por lo tanto queda descartado lo del Espacio Infinito, bien al contrario, el espacio es casi nulo.
Continuaré otro día mi navegación por el proceloso mar de la pellizcosidad si me encuentro con fuerza y ganas.
Un saludo.
1º desconfía de lo que ves.
2º lo que no ves no lo creas hasta que no lo veas
3º después del 2º punto vuelve a aplicar el 1º
mpaniaguam