Ir al índice de temas de este hilo28 - Los "drones" de Gustavo El otro día llegué tarde al campo de vuelo, me había descuidado de cargar las baterías y cuando partí de casa eran ya las siete de la tarde. Al llegar a la pista me encontré a un compañero habitual y a otros dos que aún no conocía, a Gustavo y a Iván. Gustavo estaba manejando un cuadricóptero FPV, es decir con cámara incorporada y controlado mediante la imagen que el piloto veía en un pequeño monitor.
En el momento de entrar en el aparcamiento el cuadricótero estaba despegando entre una nube de polvo rojo y tras coger altura se dirigió hacia el oeste, por encima de los altos matorrales que se extienden por más medio kilómetro hasta el camino de Biniparrell.
Observé que se les veía preocupados, y es que hacía media hora que un hexacóptero Cinestar 6 de uso profesional para fotografía aérea y de considerables dimensiones, se había perdido entre la maleza. Este ingenio de casi 6 kg de peso iba equipado con una cámara Canon DSRL réflex montada en una nueva base "Gimbal" que estaban probando, y al parecer, después de una pasada a considerable velocidad viniendo del sur, desde la zona de la pista del aeroclub, pasó muy rápido sobre el aparcamiento, se escondió de la vista por detrás de los matorrales y al poco cayó con un ruido que pudieron escuchar claramente, aunque este dato no les proporcionaba demasiada información sobre la distancia, ya que en aquel entorno, alejados de otras fuentes de ruido (excepto cuando en un hipódromo situado a 1 km ponen la música a todo volumen), la intensidad de cualquier sonido suele ser engañosa.
El cuadricóptero "de rescate" de Gustavo
El caso es que Gustavo ya había notado en un primer vuelo que el aparato tenía tendencia a desequilibrarse. Al parecer el GPS no estaba instalado y constaba que se mantuviera quieto en horizontal. Por otra parte, a partir del impacto la señal de vídeo se habían perdido, seguramente porque la batería se desconectó a causa del golpe, y por pura mala suerte, poco antes de despegar, con la intención de comprobar la tensión individual de los elementos de las baterías Gustavo había desconectado un avisador sonoro de alarma, el cual en teoría habría podido dar un aviso acústico en caso de pérdida de la señal del radiocontrol. Aunque no lo pregunté, se supone que dicho avisador debía ser autónomo, es decir, con su propia batería, porque si no, en este caso tampoco habría funcionado.
Gustavo manejando el cuadricóptero a través de un monitor y la imagen que transmite el aparato 
El cuadricóptero "de rescate" sobrevoló primero el enorme hueco situado al lado de la pista y que como he contado en otras ocasiones pertenece a las obras que se realizaron durante la guerra civil para la construcción de hangares subterráneos. Actualmente este hueco está relleno de árboles y maleza, pero en una zona su profundidad supera los diez metros, y sin duda algo caído allá abajo podría quedar bien disimulado incluso desde el aire. Realizó también bastantes pasadas por toda la zona hasta el edificio del viejo VOR, un sistema de radio de navegación aérea que hace ya años fue trasladado al nuevo aeropuerto.
Monitor, con la radio transmisora, ahora apagada, del Cinestar 6, y al fondo a la derecha el receptor de vídeo, que funciona a 1,3 Ghz
A esta hora y en algunas de las zonas ya no había sol, aunque observando la imagen bastante clara que se veía en el monitor de control, se supone que algo del tamaño de este hexacóptero debería verse desde el aire.
Ampliación de la imagen del monitor, de bastante buena calidad, aunque la resolución de mi foto ya no da para más
El caso es que Gustavo realizó dos vuelos de más de quince minutos, hasta que al final del segundo el aparato ya aterrizó a oscuras, visible únicamente por las luces intermitentes roja-verde-blanca, que le indican además al piloto no sólo su horizontalidad, sino también a que dirección apunta su parte delantera.
El cuadricóptero una vez aterrizado después del segundo vuelo de búsqueda, que también ha resultado infructuoso
Era complicado, eran las ocho de la tarde del penúltimo día de Septiembre, la luz era ya casi residual, imposible seguir buscando. El problema era que el viento había sido sur durante todo el día y por tanto era de prever una noche de mucha humedad, lo cual, además de las previsibles consecuencias del golpe, podría afectar a la electrónica del hexacóptero y a la cámara réflex, cuyos objetivos podrían quedar inutilizables.
A la mañana siguiente quedaron en encontrarse para barrer toda la zona de matorrales, yo pasé un momento al regresar de un trabajo en un pueblo cercano, y durante media hora me sumé a la búsqueda. En la zona de matorrales apenas se podía andar, y debíamos tener cuidado con unas enormes arañas que en cada pocos metros tejen sus telas para capturar insectos voladores. Llegué incluso hasta la caseta del VOR, en donde aún quedan restos de la planta electrógena con dos diésels y enormes cuadros de control de los años 60.
Nada de nada. Mi sensación por otros casos de búsquedas parecidas era que posiblemente el hexacóptero se encontraba mucho más cerca de donde estábamos buscando, y es que a diferencia de un avión volando a cierta altura, que pueden planear lejos e incluso remontar si el gas del motor ha quedado bloqueado en un punto medio o alto, tanto los helicópteros como los multicópteros suelen desplomarse bastante en vertical del punto en que pierden el control. Pero la visión era muy reducida entre la maleza y apenas había puntos de referencia, de forma que era posible que hubiéramos pasado diez veces por el mismo sitio y casi al lado del aparato sin darnos cuenta. Recuerdo que varias veces me topé con los restos de un mismo globo de fiesta, de estos rellenos de helio que venden a los chicos con la forma de un caballo azul con cuernos, supongo que un Pikachu, o como se llamen estos dibujos animados japoneses que chiflan a los más pequeños.
Iván me comentó que Gustavo había hablado con Enrique, el instructor de vuelo de aeroclub, que le ofreció a realizar varias pasadas con una avioneta para intentar ver algo. Les sugerí que volaran más alto y que utilizaran unos prismáticos, ya que con pasadas a ras de árboles a 200 Km/h era casi seguro que no les daría tiempo a ver nada.
Aquella tarde sobre las seis y media fui a volar, y al no encontrar a nadie buscando el hexacóptero ya me imaginé que lo habrían encontrado, menos mal, ya que sin duda es un aparato caro (más de 3.200 $ en su versión más básica, que puede subir al doble con ciertos accesorios) y con bastante trabajo invertido en su construcción. Otra cosa es en qué estado lo habrían encontrado.
Un Hexacóptero Cinestar 6, aunque de versión distinta al de Gustavo
Esta mañana he podido saber por Silvano que al final lo localizaron realizando fotos aéreas con el pequeño cuadricóptero y ampliándolas después en el ordenador, con lo cual la definición para los detalles era mucho mejor que con la imagen directa de la cámara de televisión. Como suponía, los daños fueron considerables, las hélices rotas (una pala fue a parar a más de 20 metros), un brazo del hexacóptero partido y la batería completamente hinchada. En cuanto a la cámara Canon réflex, al parecer había pegado fuerte contra el suelo y tenía el objetivo roto. En conjunto una reparación que fácilmente puede superar los 1.000 €.
...Y por cierto, que como sospechaba se encontraba bastante más cerca de donde estuvimos buscando, a escasos 10 metros de los restos del globo en forma de caballo que tantas veces vimos el día anterior.
En fin, es lo que tiene el volar, que al menor descuido la gravedad es implacable en sus consecuencias, pero quienes conocen a Gustavo dicen que es seguro que muy pronto el hexacóptero volverá a estar operativo.
No tengo fotos del aparato accidentado. Lo que sí he encontrado ha sido un vídeo de una prueba anterior, cuyo enlace es:
http://www.youtube.com/watch?feature=pl ... egOEmpJFjUContinuará...
Un saludo a todos