Ir al índice de temas de este hilo14 - Mi motovelero Tubosu, el último avión que volé en los 80 Pero no creas, Cacho, que tuvieron a arrastrarme para hacerme esta foto. Las cosas "typical spanish" como los toros o el flamenco, nunca han entrado entre mis preferencias. Desearía que este país se conociera fuera de sus fronteras por otras cosas más consistentes, como la cultura de sus gentes o la investigación... pero también reconozco que la paella no es mal sustituto para la escasez de Nobels...
Bien, vayamos a lo nuestro. Sabéis que como artefactos voladores activos tengo el pequeño helicóptero Walkera y el entrenador ultraligero King Butterfly, pero también me gustaría recuperar alguno de los aviones que volé hace treinta años, como por ejemplo el motovelero "Tubosu", un diseño mío de 2,5 metros de envergadura equipado con un motor OS de 3,5 cm3.
Uno de los primeros vuelos de Tubosu lanzado a mano, a finales de los años 80
Este aparato lo volé durante bastantes años, aunque ahora no podría precisar si fueron cinco o diez, y con él realicé centenares de vuelos, hasta que un día me despisté hablando con otro compañero y sin saber como me lo encontré a cuatro o cinco metros de altura bajando en un picado irrecuperable. Eso ocurrió precisamente en el traslado del campo de aeromodelismo a su actual emplazamiento, más lejos de la pista principal del aeroclub. El motivo era por seguridad, ya que al ir normalmente por la tarde necesitábamos volar los aviones hacia el este, de espaldas al sol, y eso implicaba invadir el espacio de los aviones grandes. Había que cambiar, estaba claro, pero el problema fue que el sitio elegido estaba rodeado de árboles y grandes matorrales, y especialmente con entrenadores o aviones de alta sustentación resultaba muy difícil pasar rozando la maleza para aterrizar rápido y no salirnos cada dos por tres por el otro extremo de la pista. El caso es que entre mi despiste y ese problema con los aterrizajes me enfadé y dejé de volar, pasando a las regatas de barquitos a vela, actividad que desarrollé durante cinco o seis años hasta que lo dejé por otra afición de mayor envergadura, también con barcos a vela, pero en este caso de tipo crucero y tamaño real...
En fin, como sea que casi entrando en los sesenta me ha vuelto el gusanillo de los aviones y quiero recuperar algunas de las sensaciones de entonces, y para ello creo que lo mejor es empezar con Tubosu, el avión que entonces fue más emblemático para mí.
Para empezar he de explicar el extraño nombre de ese avión. "Tubosu" es algo así como "El hombre del saco", ese individuo indefinido pero terrorífico con que los padres nos asustaban de pequeños cuando no nos queríamos acabar la sopa o nos hacíamos los remolones a la hora de acostarnos. Y ese nombre lo utilizaba precisamente mi padre para amenazar al sobrino de pocos años cuando hacía alguna de las suyas. El problema fue que el niño lo interiorizó y llegó incluso a obsesionarse con ese personaje, dejando de dormir por las noches y "viendo" a Tubosu en medio de una plaza llena de gente o paseando en vez del profesor sobre su tarima del colegio.
Por entonces yo estaba construyendo este avión, y no se me ocurrió otra cosa que llamarlo con el origen de sus pesadillas, y la cosa funcionó, porque a partir de este momento el "Tubosu" pasó a ser una sombra perversa a convertirse en el divertido avión del tío Llorens, que por descontado no atemorizaba en absoluto. Es posible que el abuelo (es decir, mi padre) perdiera con ello algo de autoridad sobre el pequeño, pero todos ganamos en tranquilidad al desaparecer el miedo en el chico.
Decía que Tubosu es un motovelero de 250 cm. de envergadura y una longitud aproximada de 122 cm. Las alas ligeramente trapezoidales tienen una cuerda de 25 cm en el centro y 21 en los bordes, siendo su perfil el conocido Clark Y, aunque por defectos en el corte del poliestireno de las alas, salió algo más plano de lo normal, con una sección máxima de 3 cm.
La unión de ambas alas de 1,25 metros se efectúa mediante tres bisagras de nylon, dos situadas en la parte inferior y una tercera en la superior, que es "desconectable" simplemente extrayendo el eje de latón de la propia bisagra.
En la construcción de las alas no quise complicarme la vida. Con un hilo caliente corté las dos formas de 1,25 metros en poliestireno azul de alta densidad, le añadí longitudalmente un listón de pino arriba y otro abajo y cubrí todo el conjunto con tela de fibra de vidrio "Rovig" de 25 gramos/metro y resina epoxi. El resultado fueron unas alas de peso medio pero bastante robustas, mucho más que las clásicas de costillas y largueros, y por descontado mucho más fáciles de reparar en caso de rotura.
El fuselaje estaba hecho de madera, con la parte frontal que aloja el depósito de combustible y la radio, hecha de tablero contrachapado de baja densidad de 3 mm, y la central y la trasera de balsa. La cola propiamente dicha es de balsa de 4 mm. pegada en forma de cajón rectangular algo cónico, con una sección de 9 x 5,5 cm en la parte central que va estrechándose hasta acabar en un rectángulo de 3 x 1,8 cm.
Los estabilizadores traseros eran en forma de V, con superficies de balsa maciza de 6 mm. de grosor y con unas medidas de 44 x 15 cm cada una.
El caso es que Tubosu salió con buenas características de vuelo. Se levantaba con una carrera de apenas cinco o seis metros y subía rápidamente. Como no llevaba alerones, la estabilidad transversal se conseguía con un considerable diedro que permitía volar con viento moderado, los generosos elevones traseros le permitían girar en el espacio de un pañuelo o realizar loopings seguidos sin casi perder altura, y era tan noble su comportamiento que en la tarde, cuando cesaba el viento, podías mantenerlo volando en círculo a 1,5 metros de tierra y a una velocidad increíblemente lenta.
Como sea, Tubosu ha permanecido los últimos 23 años en un trastero, con un ala rota y la parte frontal del fuselaje hecha añicos. En una caja a su lado estaba el receptor MRC, los tres servos y el motor OS .20 aún unido a su bancada y al tabique apagallamas, que al haberme asegurado de su grosor, salió indemne del último "aterrizaje en picado".
Fuselaje de Tubosu recuperado del trastero, tras 23 años criando polvo
Alas plegadas por la mitad para un más fácil transporte
En realidad, el Tubosu que he recuperado tampoco es el original, sino una modificación con el fuselaje ensanchado, que realicé después de algunos años de uso, con la idea de poder alojar en su interior algunos elementos, como una cámara de vuelo virtual de considerable tamaño con emisor UHF incorporado o un primitivo sistema de telemetría de nueve canales en modulación PPM que fabriqué hace unos 25 años.
Dibujos y apuntes de 1990 sobre Tubosu I, el original, y Tubosu II, el de fuselaje ensanchado, con el que al principio tuve problemas de incidencia del motor
No obstante, ese segundo Tubosu reconozco que salió algo pesado, y también se notaba en vuelo la resistencia adicional del voluminoso fuselaje, por este motivo, al idea es reconstruirlo tal como era al principio, con unas formas más reducidas y suaves.
Continuará...